Pánico en la vertical

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Pánico en la vertical

No, no es una película de terror, pero podría serlo.

Nuestra actividad ha evolucionado mucho, los equipos han mejorado hasta límites insospechables, las técnicas cada día mejoran de una forma impresionante… y lo que aún nos queda por ver.

Pero a pesar de esta continua evolución y mejora, que redunda de una manera cierta en nuestra seguridad, hay quien todavía no se ha enterado del “guión” que debe escribir en su día a día.

A pesar de que las Federaciones, tanto a nivel nacional como autonómico, y otros organismos afectos a la Espeleología, mantienen anualmente un buen número de cursos formativos, desde el nivel más básico hasta los específicos en diversas especialidades espeleológicas, algunos no creen, aún, que una de las bases para la buena práctica de la espeleología es llevar al límite más estricto los factores de seguridad.

Desde hace algunos años, muchas cavidades, están siendo instaladas o perfeccionadas sus antiguas instalaciones para descenso vertical, con los últimos equipos creados específicamente para una larga duración y una alta resistencia a la oxidación. Ya han quedado atrás, gracias a los equipos portátiles de percusión, aquellos spits que se oxidaban en el primer año de vida. La facilidad y comodidad, hoy en día, ara colocar un anclaje de última generación, parabolt ó químico, ha posibilitado una rápida y segura progresión en la vertical subterránea.

Hace ya algunos años, en la escalada deportiva se fueron corrigiendo las precarias instalaciones de algunas escuelas de escalada, modificando los anclajes naturales u otros medios por anclajes mediante parabolts o anclajes químicos, favoreciendo la segura práctica de esta modalidad deportiva.

Y todo a pesar de que, en algunos casos, los costes de estas instalaciones salen de los bolsillos de algunos escaladores comprometidos con su actividad, también las federaciones realizan el apoyo económico necesario, a su alcance, para que la creación de vías seguras en las escuelas de escalada fuera un hecho.

Silenciosamente estas técnicas han llegado también a la espeleología. Desde hace algún tiempo es raro no encontrar cavidades correctamente instaladas con material de última generación. Aunque la verdad sea dicha nos queda mucho por hacer.

Nuestro medio subterráneo es muy especial, las características de la roca pueden ser tan distintas en una misma cavidad, la alta humedad del ambiente, el barro, etc.… no son las mismas que podríamos encontrar en el exterior, pero eso no quiere decir que apostemos por mejorar la seguridad de los anclajes de los que nos colgamos.

Actualmente los clubes dedicados a la exploración subterránea ya han instaurado en sus equipos estos medios, desde taladros percutores a material de anclaje inoxidable, aunque su alto coste asuste a algunos, la seguridad que aportan debe borrar cualquier tipo de duda.

Estamos creando futuro, y pensamos que debería ser de un modo lo más excelente posible.

La apuesta que estaos realizando actualmente en la exploración del medio subterráneo de nuestra zona de actuación es muy alta y debemos colocar por delante de cualquier objetivo los medios de seguridad que utilizamos. No podemos dar margen alguno a la improvisación y aunque la actividad proyectada se pueda ver prolongada en el tiempo, es preferible realizarla de la mejor forma posible. Sabemos que moverse en el medio subterráneo es muy difícil, que muchas veces tenemos prisas injustificadas que otras no contamos con el material necesario, pero un trabajo bien hecho siempre tiene recompensa.

Si realizamos una exploración subterránea en una cavidad y es preciso colocar instalaciones fijas, concretamente anclajes, deberíamos inclinarnos por materiales inoxidables, si vamos a trabajar un tiempo prolongado en la cavidad y va a ser necesario dejar colocadas las cuerdas de progresión, deberíamos controlar cuando fueron instaladas y el estado en que se encuentran, así como colocar en lugar visible de la entrada de la cavidad un aviso para otros compañeros de la situación de la instalación, material empleado, etc.… Habría que reponer el material defectuoso a las primeras señales de cambio en su estado.

Los medios de información actuales nos pueden ayudar en estas labores, colocar un aviso en la red, a través de las webs de las federaciones, de los clubes o foros especializados, es lo suficientemente rápido, y permite hacer llegar a otros compañeros la situación de las instalaciones de las cavidades y su estado actual.

Habría que ir concienciándose de este tema ya que algunas cavidades que mantienen instalaciones fijas, realizadas no hace más de tres años, se encuentran verdaderamente en un estado lamentable. Sobre todo si es una cavidad que atrae cada año la visita de un buen número de espeleólogos. A las pruebas fotográficas nos remitimos.

Esta claro que mejorar la instalación técnica de una cavidad no es un trabajo agradecido, y nos dedicamos a otras labores, dejando atrás cuestiones pendientes, que pueden acarrear más de un problema.

También nos encontraos con la falta de medios, ya sean económicos o de otros factores, pero tendríamos que hacer cuestión de fe y durante el tiempo que fuese necesario, programándonos como mejor nos viniese, realizar la limpieza de antiguos medios colocados en algunas de las cavidades más visitadas del país.

Por supuesto que para llevarlo adelante habrá que contar con el apoyo de nuestra federación territorial e incluso de la nacional, pero creemos que implicarnos un poco todos los protagonistas de ésta película y aplicándoos en buscar los apoyos necesarios podríamos realizar una “hoja de ruta” o crear los planes de actuación suficientes para aumentar los índices de seguridad de muchas de las cavidades donde actualmente estamos trabajando.

Y si es necesario, dejamos de tomarnos dos cervezas, hacemos un fondo común y os ponemos manos a la obra. La verdad sea dicha, en algunas grandes cavidades, tanto la instalación de progresión vertical como los anclajes fijos han sido realizados con una exquisita preparación, y por lo tanto permiten una segura y efectiva progresión.

Pero existen algunos casos verdaderamente desalentadores.

En algunas cavidades no es perdonable colocar anclajes no homologados y si se dejan cuerdas fijas durante un prolongado espacio de tiempo, estas no pueden ponernos en duda de su favorable estado; tanto como si van a trabajar un alto número de espeleólogos o la exploración se realiza en varias fases, con transporte de equipos a la punta de exploración, lo que obliga a realizar un mantenimiento adecuado de las instalaciones y no puede dejarse en manos de las prisas la colocación correcta de fraccionamientos, por lo que es imprescindible realizar una estudiada y cómoda instalación que permita una segura y rápida actuación de los equipos.

Otros casos son mucho más aterradores.

Concretamente algunas cavidades son un verdadero “museo de los horrores”, anclajes no ya oxidados, sino totalmente corroídos o podridos, cadenas de reunión en el más penoso de los estados, cuerdas fijas, en algunos tramos de la vertical, con destrozos irrecuperables, tiradas en cuerdas fijas con nudos allí donde la cuerda se ha roto o solo queda la funda ó el alma, cuerdas colocadas en la que la funda se ha deslizado hasta el final dejándote a casi dos metros del suelo, ya que el grosos ha aumentado de tal manera que es imposible hacerla pasar por el descendedor.

En otros casos anclajes para atemorizar al espeleólogo más intrépido, con cuerdas de no se sabe desde cuando están allí, anclajes realizados con antiguas clavijas de escalada en un dudoso estado, cuerdas abandonadas en las bases de los pozos…. Todo un cúmulo de desastres para poner los pelos de punta “al más pintado”. Las pruebas fotográficas demuestran de qué estamos hablando.

Una triste realidad a la que debemos dar fin lo más rápido posible. Esta en juego nuestra vida, y deberíamos “cambiar el chip” cuanto antes. Sería muy interesante organizar, junto con las campañas de exploración en algunas cavidades, un equipo de reinstalación, que compruebe, diagnostique, verifique y realice los cambios pertinentes en las instalaciones.

Es un tema por el que deberíamos apostar y conseguir involucrar a las distintas federaciones y clubes, con el fin de mejorar el estado técnico de algunas cavidades de nuestro país, sobre todo de aquellas que reciben la visita de un gran número de espeleólogos durante una determinada época del año.

Pensamos que sería factible realizar un llamamiento al colectivo espeleológico, con el fin de captar a aquellos interesados en este asunto que, pensamos, somos todos. ¿Y por qué no crear un comité dentro de cada federación territorial para coordinar la seguridad?.Desde este podrían organizarse campañas de reinstalación de cavidades, puesta a punto de equipos, formación y otros menesteres que tendrían el objetivo de la mejora de la seguridad en ciertas cavidades.

Se podrían incluso coordinar estas actividades junto a los Grupos de Espeleosocorro, que asesorarían en realizar además unas instalaciones fija de rescate, lo que facilitaría las labores de estos equipos, en caso de necesidad.

El gran escollo es siempre el económico, pero deberíamos realizar un esfuerzo, ya sea desde los clubes, desde las federaciones y otros organismos superiores, en dar un vuelco a la situación actual.

Creemos que a contamos con uno de los fuertes puntales para esta labor, el factor humano. Tan solo hay que “coger el toro por los cuernos” y llevar el asunto adelante. Por tu bien, por el bien de todos.

JORGE LUIS ROMO VILLALBA

CES-ESCARPE

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